Un trabajador proactivo es aquel que sabe aprovechar las circunstancias que se le presentan diariamente en pos de su éxito profesional. A diferencia de los reactivos, los proactivos toman iniciativa y aprovechan para convertir cada acto en una oportunidad de cara a su futuro laboral.
En un mercado laboral como el actual, el comportamiento individual juega un papel fundamental. Cada día más empleadores buscan perfiles proactivos en los candidatos que entrevistan, e interesan que aquellos que se sumen a sus proyectos sean no sólo capaces de tener iniciativa, sino asumir responsabilidades, una caracterísitica igual de importante.
Ser proactivo significa anticiparse a los problemas, y ser capaz de prever las posibles rutas de acción luego de la puesta en marcha de una acción o proyecto. Aunque es un término relativamente nuevo en el ámbito laboral, ya en 1993 los sociólogos T.S. Bateman y J.M. Crant realizaron un abarcador estudio, entrevistando empresarios estadounidenses, europeos y asiáticos, sobre el comportamiento proactivo y sus efectos en el rendimiento y liderazgo. Entre sus conclusiones, definen a una persona proactiva como una que:
- Persevera y persiste en sus esfuerzos
- Enfocado a resultados tangibles
- Emprende y se aventura
- Se marcan objetivos orientados al cambio
- Buscan nuevas oportunidades continuamente
Ser proactivo no es garantía de éxito, pero no serlo dificulta mucho más el logro. Las empresas buscan personas que se adapten fácilmente a lo inesperado, y sepan gestionar situaciones de crisis. Los emprendedores y pequeños empresarios, también necesitan tener una actitud proactiva para enfrentar los retos diarios. No se trata simplemente de pensar las ideas, sino de ser capaz de implementarlas y obtener resultados.
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