Las impresoras 3D, que ya han sido muy útiles en el mundo de la tecnología o el de la salud, se ponen ahora al servicio del arte para hacerlo accesible a las personas que no pueden disfrutarlo con la vista.
Aunque no son algo tan novedoso como puede parecer, para muchas personas es algo relativamente desconocido y por eso empezaremos este artículo definiendo lo que es. Una impresora 3D un equipo que imprime objetos, tridimensionales, palpables y utilizables: la carcasa de un teléfono móvil o las piezas del complejo engranaje de un juguete pueden ser creadas sin dificultad alguna en una oficina. Todo ello sin necesidad de coordinar costosos envíos de modelos y maquetas a diferentes estudios de diseño.
Las impresoras 3D no dejan tinta sobre un papel, sino creaciones precisas de piezas cuyo único límite es la imaginación que tenga el dueño del equipo.
A este respecto hay que añadir que hay personas cuya imaginación no tiene límites. Hablamos de los responsables de de The Unseen Art Project, una iniciativa que intenta hacer accesible el arte a las personas invidentes mediante la tecnología de impresión 3D. Así se crean réplicas en las tres dimensiones. lo que permite que puedan tocarse y disfrutarse como si estuvieran siendo vistas, sobre todo por personas ciegas. El objetivo es ayudarles a entender la magnitud de estas obras, que de otra forma les sería muy difícil captar.
Marc Dillon, un diseñador de Helsinki que está implicado en el proyecto, explicaba que “hay mucha gente en el mundo que ha oído hablar de las obras de arte clásicas toda su vida pero no han tenido la capacidad de verlas“. Este proyecto está tratando de captar fondos para crear un repositorio en el que los artistas puedan contribuir con modelos 3D de obras de arte que luego cualquiera pueda imprimir. Ahora todas las obras de cualquier artista podrían ser accesibles a todos. Para colaborar puedes entrar aquí.